Como ya en su día os conté (y os enseñé), el pasado septiembre me fuí de road trip familiar por el sur de Francia y el noroeste de Italia. Además de más equipaje del que debiera, llevé conmigo la cámara analógica (Minolta F35 Big Finder) que cayó en mis manos el día en que, años ha, hice la primera comunión. Era el primer carrete que disparaba con ella en -posiblemente- más de una década, por lo que a la incertidumbre habitual del "¿cómo saldrán?", se le sumaban los nervios del "¿saldrá siquiera algo?".
Recogí 24 fotos, y aunque algunas de ellas se podían haber ido sinceramente derechitas a la papelera, otras salieron así:
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